En los últimos días, la mayor parte del territorio de Guatemala ha estado sufriendo los efectos de fenómenos atmosféricos que han producido inundaciones, deslaves, derrumbes, crecidas de ríos y otros daños materiales, principalmente en todo el litoral del Pacífico, el Occidente y parte del Oriente del país.
Unas 65 personas han fallecido, otras tantas han resultado heridas y decenas de miles han perdido total o parcialmente sus bienes. Las labores educativas y productivas se ha detenido en las zonas afectadas y se estima que las actividades agropecuarias sufrirán grandes pérdidas. Una vez superada la emergencia inmediata, en la que lo prioritario es salvaguardar la vida de los habitantes, cabe temer que sobrevenga un agravamiento de la ya de por sí difícil situación económica en que se encuentra la mayoría de la población.